Estaba allí. Enrollada en una rama de las que ocupan la mediana. Era roja y negra. Yo no soy tonto, supongo. La vi cuando me dirigía al gimnasio, ese sitio repleto de muchas de su género, pero de tela. Y me pregunté cuántos, como yo, habrían reparado en ella. Qué camino habrá seguido. Quién la tiró o la perdió por el camino.
Quizá un matrimonio que quería girar a la derecha, hacia la gasolinera, la explotó con sus ruedas al pasar por encima cuando erraba por la calzada. Después una ciclista apresurada temió enredarse con ella y caer. La evitó. La policía local que conducía hacia el río dijo que deberían bajar a retirarla aunque su compañero evitó el parón con el pretexto de siempre: a la vuelta, ya lo haremos. También fue la excusa para que unas señoras que habían quedado para ir a andar charlasen en su paseo de lo guarros que son los jóvenes ahora.
¿seguirá allí? ¿cuántos ojos la habrán visto?
Tras años de estancamiento, la justicia española se moderniza al fin y
permitirá condenar sin pruebas, agilizando los procesos
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La justicia española tiene fama de lenta y anquilosada, pero hoy mismo,
tras meses de negociaciones discretas, se ha estrenado un nuevo marco
procedimental...
Hace 8 horas
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