El otro día leí que los grupos de Facebook (los de "Señoras" son mis favoritos) generan una especie de solidaridad espiritual muy recomendable. No sé si estoy de acuerdo. Es cierto que verse reflejado en un "yo también creo que todo es posible cuando salgo del cine" tiene un efecto unificador de pensamientos íntimos muy simpático, pero también es cierto que, si eres de los que abre su Facebook a diario, pronto te quedarás sin esencia.
Tanta afinidad puede volvernos idiotas. En Facebook todos somos parecidos. Y eso, da miedito. Es fantástico para algunas cosas pero tanta endogamia, tantísimo lugar común llega a intimidar. ¿Somos todos imitadores? ¿Nos léen el preconsciente los ociosos que crean esos grupos? ¿son ociosos o son visionarios del imaginario colectivo vintage y otras familias? ¿De verdad nuestras mentes son tan poco exclusivas?
Si tienes el día optimista puede que opines que, sencillamente, es divertido y reconfortante ver que muchos de tus pensamientos son universales. Si tienes el día pesimista puede que te plantees que eres un cretino más, sin talento ni para poseer pensamientos propios.
Si tienes el día realista, te haces fan del grupo y suspiras.
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