Buscar este blog

sábado, 9 de enero de 2010

La ira de la tele

Anoche decidí dejar por un rato el hikikomorismo en el que vivo últimamente y encender la tele. Tengo una amiga que trabaja en Sálvame y decidí ver qué hacen exactamente, ¿por qué un programa de cotilleo -como los de toda la vida- ha conseguido ser tan controvertido?. Apenas tuve que esperar diez minutos para comprenderlo...¡qué perverso! Sobre la televisión basura está todo dicho. Personalmente no me molestan los contenidos sobre la vida de los demás, supongo que tienen su público y la crónica social ha existido desde las Woman's Pages que se editaban hace más de dos siglos. Pero lo de este programa es insólito. Brillante en cuanto al ritmo y a la factura formal, eso es innegable y directamente proporcional a ese derroche de exquisita realización un vómito de neurosis, psicosis y bipolaridad. La mala baba, la mezquindad, el revanchismo personal, la furia visigoda en las lenguas de endiosados contertulios con la surrealista Belén Esteban en el papel de vecina comprensiva y taxativa "¿mentiendes?".
Qué hay detrás. Qué nos pasa. Una sociedad que celebra y premia semejante alarde de ira colectiva expresada en el acoso y derribo a cualquier personaje (cuanto más mediocre sea el personaje más cruel me resultan los ataques) tiene que ser una sociedad con necesidad de psicoterapia. Hay quien dice que son precisamente, estos programas -y el fútbol-, las fórmulas, el bálsamo para evitar la necesidad de psicoterapia individual. No lo creo. Dignificarlos con ese pretexto calmante también forma parte de la gran mentira.
Desconfío de quien no sabe frivolizar. Desconfío todavía más de quien no sabe empatizar con el sufrimiento ajeno, aunque sea sustancialmente retribuido. Puede que un día yo desée vender un par de camisetas. Eso no me obliga a que en la transacción me obliguen a vender el resto de mi armario.
Qué asco. Qué pena. Qué poco divertido.

Aquí una otrora profesional como la copa de un pino que ha decido pasar de todo, del buen gusto en las entrevistas, también:

No hay comentarios:

Publicar un comentario