Las mentes dispersas diseminamos cualquier decisión. Con las lecturas nos pasa un poco lo mismo. No te da una temporada por la cosa esa del realismo mágico y otra por el ensayo, sino que te aventuras a unas páginas por motivos diversos y dispersos. La última elección fue por el título. Bueno, ayudó también confiar en las magníficas elecciones de lo que editan Los Libros del Asteroide, pero básicamente me lancé a por un sugerente "En lugar seguro".
Pero claro, una cosa es la acción de consumo y otra la inmersión en las historias. Supongo que esperaba claves sobre dónde está ese lugar (que a la fuerza ha de ser común) o cómo reconocerlo entre tantos otros. Y no volví a pensar en ello hasta que la historia acabó con un "¿Sí?".
Esas dos letras dicen más muchos finales pomposos. Anoche pensé en mi lugar seguro. Lo tengo, lo disfruto y lo aprecio. Y es sorprendentemente parecido al de Sally y Larry y al de Charity y Sid.
Sobre la Amicitia hay aforismos, novelas, canciones, greguerías y tratados filosóficos. Pero la comprensión de ninguna de esas construcciones, ni el delicioso diálogo de Cicerón del que sólo he probado fragmentos, es comparable a la seguridad, la calma y la dicha que proporciona saber qué cimenta tus relaciones más preciadas.
En lugar seguro estás cuando estás con quien no te traicionará. Pase lo que pase.
No hay comentarios:
Publicar un comentario